En el ámbito tecnológico, el término «cookie» se refiere a un pequeño archivo de texto que se almacena en el ordenador o dispositivo móvil de un usuario cuando este visita un sitio web. Las cookies sirven para recordar las preferencias de navegación del usuario, su información de inicio de sesión y demás datos relacionados con su historial de navegación. Estos archivos se almacenan en una ubicación determinada dentro del navegador del usuario.
Hay varios tipos de cookies, y en este artículo repasaremos para qué sirve cada uno.
Existen dos tipos de cookies que son los más habituales: las de sesión y las persistentes.
Cookies de sesión: las cookies de sesión son archivos temporales que se eliminan en cuanto el usuario cierra el navegador. Se llaman así porque solo se usan durante una sesión de navegación. Cuando el usuario accede a un sitio web, se recopilan cookies de sesión para que el sitio pueda crear una experiencia de navegación que se ajuste a sus preferencias. Cuando termina la sesión, las cookies ya no hacen falta, y el sitio web creará nuevas cookies cuando empiece una nueva sesión.
Cookies persistentes: las cookies persistentes permanecen en el dispositivo del usuario hasta que vencen o se eliminan. Estas cookies no se suprimen en cuanto termina la sesión de navegación, sino que se almacenan en su ubicación indicada dentro del navegador y, a lo largo de varias sesiones, sirven para guiar la experiencia del usuario de modo que se ajuste a sus preferencias de navegación habituales.
Los usuarios pueden eliminar estas cookies de forma manual o esperar a que venzan por sí solas.
Hay otros tipos de cookies, aunque no son tan comunes como las de sesión o las persistentes. Entre ellas, se incluyen las siguientes:
Cookies de seguimiento: las cookies de seguimiento colocan publicidad en los sitios web que visita el usuario. En resumidas cuentas, las empresas utilizan estos archivos para recordar a los usuarios que han estado mirando un producto que les podría interesar. Las cookies de seguimiento sirven para enviar publicidad redirigida a los usuarios.
Cookies zombis: Las cookies zombis se parecen a las cookies de sesión, pero se almacenan en una ubicación distinta a la habitual para las otras cookies, por lo que se regeneran después de terminar una sesión. El usuario puede vaciar el almacenamiento de cookies y archivos de caché, pero este proceso no elimina las cookies zombis.
Cookies de autenticación: Las cookies de autenticación se utilizan para autenticar peticiones. Se parecen a los tokens de autenticación y sirven para determinar si un usuario está autorizado para acceder a la información que solicita, como pueden ser los datos de una cuenta personal.
Cada tipo de cookie tiene unas funciones y unos usos característicos. Según la necesidad, será más adecuado un tipo de cookie que otro. Si se identifica la información que el sitio web correspondiente quiere obtener, es más fácil señalar la cookie idónea para esa función.
La mayoría de las veces, las funciones de las cookies se pueden dividir en dos tipos principales: la personalización y el seguimiento.
Personalización: estas cookies se utilizan para ofrecer una experiencia de navegación personalizada a los usuarios, ya que recuerdan sus preferencias e interacciones previas con un sitio web.
Seguimiento: estas cookies se utilizan para almacenar información de inicio de sesión, recordar artículos de un carrito de la compra y rastrear el comportamiento del usuario con fines de análisis.
Una importante preocupación en torno al uso de las cookies reside en los potenciales problemas de privacidad que conlleva la acumulación de estos archivos, y es que a algunos usuarios les incomoda que las cookies hagan un seguimiento de sus actividades online.
No obstante, las cookies no incluyen información personal del usuario y solo tienen acceso a ellas el sitio web que las creó. La única utilidad real que ofrece la información recopilada es la mejora de la experiencia de navegación del usuario.
Aun así, la Unión Europea ha promulgado una ley que obliga a los sitios web a obtener el consentimiento de los usuarios antes de utilizar cookies. De acuerdo con esta ley, los sitios web deben ofrecer información clara de las cookies que se utilizan y de su finalidad, y los usuarios deben tener la opción de rechazar el uso de las cookies.
En los EE. UU. no existe la misma obligación de consentimiento en el uso de cookies, pero varios sitios web estadounidenses permiten a los usuarios declinar el uso de todas las cookies, salvo las estrictamente necesarias. Además, hay una ley federal que limita el uso de cookies con respecto a los usuarios menores de 13 años (parte de la ley de protección infantil Children's Online Privacy Protection Act).
Con tal de garantizar el cumplimiento de las leyes de privacidad por parte de los administradores de sitios web, es fundamental aplicar las prácticas recomendadas. Por ejemplo, para proteger los datos de los usuarios, los propietarios de los sitios web deberían utilizar solamente cookies necesarias para el funcionamiento del sitio. Debe informarse a cada usuario acerca de las cookies que se utilizan, el uso que se les da y cómo se pueden rechazar.
Cada página del sitio debería tener un elemento emergente que notifique a los usuarios acerca de la política de cookies del sitio, la cual, además, debería ser de fácil acceso mediante un enlace para que los usuarios puedan leer la política si lo desean.
Si un sitio web utiliza cookies persistentes, también conviene indicar la duración y el vencimiento de estos archivos. Así, los usuarios disfrutan de sus ventajas a la hora de navegar sin que estas cookies duren para siempre.
Por último, es importante que los responsables del sitio revisen con frecuencia la política de cookies y la mantengan vigente, con arreglo a las leyes de privacidad, para garantizar su cumplimiento.
Las cookies pueden resultar beneficiosas tanto para los responsables de los sitios como para los usuarios de internet. Si se usan correctamente, las cookies permiten personalizar la experiencia de navegación y hacen que visitar sitios web sea más satisfactorio de lo que sería sin su presencia. No obstante, es fundamental asegurarse de que se usan con arreglo a las leyes de privacidad, por lo que es bueno llevar a cabo prácticas en torno a las cookies que protejan los datos de los usuarios y garanticen su satisfacción.
Si bien es importante entender las cookies en el contexto actual, empiezan a alzarse voces en pos de un futuro sin cookies de terceros. Ante la creciente atención que prestan los usuarios a las prácticas legales y de privacidad, Google y otras grandes empresas intentan evitar ciertos tipos de cookies.
Las cookies de terceros llevan años despertando dilemas y discusiones en el mundo digital. Estas pequeñas unidades de datos, almacenadas por sitios web que no son los que el usuario visita directamente, han despertado preocupación por la privacidad y la seguridad desde varias vertientes:
Invasión de la privacidad: uno de los principales motivos de preocupación con respecto a las cookies de terceros es su capacidad de invadir la privacidad del usuario. Estas cookies pueden rastrear al usuario por distintos sitios web para recopilar información sobre hábitos de navegación, intereses y comportamiento sin su consentimiento explícito. Un seguimiento de tal alcance puede dar pie a la creación de perfiles exhaustivos de las actividades online personales.
Consentimiento: muchas personas afirman que los usuarios suelen desconocer hasta dónde llega el seguimiento que realizan las cookies de terceros. Los mecanismos de consentimiento pueden no ser transparentes ni fáciles de entender, por lo que resulta difícil tomar decisiones fundamentadas acerca de la privacidad de los datos.
Creación de perfiles de datos y publicidad dirigida: las cookies de terceros se suelen usar para crear perfiles detallados de los usuarios. Estos perfiles abren la puerta a anuncios hiperpersonalizados que algunos usuarios ven como una invasión de la privacidad. Los críticos argumentan que pueden reforzar las burbujas de filtros y limitar la diversidad de información y perspectivas que reciben los usuarios.
Riesgos para la seguridad de los datos: el almacenamiento de datos en cookies de terceros plantea riesgos para la seguridad, dado que estas cookies pueden ser vulnerables a violaciones de la seguridad de datos y, por ende, pueden permitir el acceso a información sensible por parte de personas sin autorización.
Experiencia de uso: hay quienes afirman que, sin las cookies de terceros, la experiencia de uso empeoraría, ya que el contenido personalizado y las recomendaciones perderían relevancia. No obstante, existen defensores de métodos alternativos de seguimiento y contenido dirigido que creen que la experiencia de uso se puede mejorar sin poner en jaque la privacidad.
Falta de transparencia: el complejo ecosistema que tejen las cookies de terceros hace que sea más difícil saber quién tiene acceso a los datos de los usuarios y el uso que se les da. Así, la falta de transparencia puede mermar la confianza entre los usuarios y los servicios online.
Vigilancia de las autoridades: las dudas que despiertan las cookies de terceros han atraído la atención de las autoridades. Leyes como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea y la California Consumer Privacy Act (CCPA) han impuesto reglas estrictas con respecto a la recopilación y el uso de datos que afectan a las cookies de terceros.
La ausencia de cookies representaría un cambio significativo de cómo se recopilan datos, se hace seguimiento y se usan los datos en el ámbito digital. Esta transformación sigue la estela, en gran medida, de cambios legislativos y campañas por la privacidad. Veamos cómo sería un futuro sin cookies.
Privacidad centrada en los usuarios: en un futuro sin cookies, uno de los pilares sería la privacidad de los usuarios. Los sitios web y los servicios online necesitarían obtener un consentimiento claro y fundamentado por parte de los usuarios antes de recopilar cualquier dato. Los usuarios tendrían más control sobre sus datos, además de la capacidad de aceptar o rechazar su seguimiento y su envío.
Datos de origen: en vez de utilizar en gran medida cookies de terceros para hacer el seguimiento y crear perfiles de usuarios, las empresas centrarían sus esfuerzos en recopilar y aprovechar datos de origen, recabados directamente de los usuarios mediante interacciones con la aplicación o el sitio web. Por otro lado, las empresas tendrían que alegar motivos convincentes para que los usuarios compartiesen sus datos de forma voluntaria.
Publicidad por contexto: desprovistos de un seguimiento exhaustivo de los usuarios, los anunciantes pasarían a la publicidad contextual; es decir, anuncios basados en el contenido de la aplicación o página web, en vez de perfiles pormenorizados de los usuarios. Los anunciantes tendrían que crear contenido más relevante y atractivo que encajara con el contexto de la actividad que estuvieran realizando los usuarios.
Minimización de datos: las empresas podrían adoptar estrategias de minimización de datos. En este caso, solo recopilarían los datos necesarios para ofrecer el servicio deseado, lo cual reduciría el riesgo de violaciones de la seguridad de datos y facilitaría la gestión y la protección de la información de los usuarios.
Tecnologías de seguimiento alternativas: surgirían innovaciones en tecnologías de seguimiento que respetarían la privacidad de los usuarios. Soluciones como el aprendizaje federado y el aprendizaje automático preservarían la privacidad, aportando información a partir de datos de los usuarios sin revelar información delicada.
Cumplimiento normativo: uno de los pilares de un futuro sin cookies seguiría siendo una normativa rigurosa en materia de privacidad. Las empresas tendrían que invertir en el cumplimiento para evitar multas elevadas y consecuencias legales, de modo que los productos ya se desarrollarían para salvaguardar los datos y la privacidad.
Intercambio de valor: con el objetivo de obtener datos de los usuarios de forma voluntaria, las empresas tendrían que aportar un mayor valor en forma de descuentos, contenido exclusivo o recomendaciones personalizadas, entre otros.
En resumen, en un futuro sin cookies, lo prioritario serían la protección de los datos y la privacidad de los usuarios, sin que ello representase el fin de las experiencias personalizadas y la publicidad dirigida. Para ello, hacen falta tecnologías innovadoras, prácticas éticas en torno a los datos y un cambio hacia estrategias centradas en los usuarios dentro del ecosistema digital.
https://us.norton.com/blog/privacy/what-are-tracking-cookies
https://medium.com/@robhitt/zombie-cookies-b328bcbfc78f
https://swagger.io/docs/specification/authentication/cookie-authentication/
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